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Termómetros infrarrojos: ventajas, usos y errores comunes

Termómetros infrarrojos: ventajas, usos y errores comunes

Los termómetros infrarrojos se han convertido en una herramienta esencial para la medición de temperatura sin contacto, especialmente en contextos donde la higiene, la rapidez o la seguridad son prioritarias. Aunque su uso es cada vez más común, también lo son los errores asociados a una mala interpretación de su funcionamiento.

 

En este artículo te explicamos cómo funcionan, en qué casos se recomiendan y qué precauciones debes tener para asegurar mediciones precisas.

 

¿Cómo funciona un termómetro infrarrojo?
Los termómetros infrarrojos miden la radiación térmica (infrarroja) emitida por los objetos. Todo cuerpo con temperatura por encima del cero absoluto emite radiación, y este tipo de termómetro capta esa energía y la convierte en una lectura de temperatura visible en una pantalla digital.

 

Al no requerir contacto físico, se vuelve ideal para medir objetos:

  • En movimiento
  • Calientes o peligrosos
  • Difíciles de alcanzar
  • En contextos donde se requiere alta higiene


Ventajas principales

  •  Medición sin contacto: Ideal para reducir riesgos de contaminación o quemaduras.
  •  Rapidez: Toma lecturas instantáneas, en cuestión de segundos.
  •  Versatilidad: Se usa en sectores como salud, alimentos, industria automotriz, HVAC, metalurgia, entre otros.
  •  Durabilidad: No hay partes móviles que se desgasten, y suelen tener buena resistencia en ambientes industriales.

Aplicaciones comunes

  • Control de temperatura corporal (uso médico)
  • Verificación de temperaturas en productos refrigerados
  • Monitoreo de maquinaria y motores eléctricos
  • Medición de temperatura en hornos, calderas o sistemas de climatización
  • Control de puntos críticos en procesos industriales
  • Errores comunes en el uso de termómetros infrarrojos
    A pesar de sus beneficios, es frecuente que se cometan errores al usar estos instrumentos, lo que lleva a lecturas incorrectas. Algunos de los más comunes son:

No considerar la emisividad:
Cada material refleja y emite radiación de forma distinta. Si no se ajusta la emisividad del termómetro, los resultados pueden ser erróneos (especialmente en superficies metálicas o brillantes).

 

 Medir a una distancia incorrecta:
Cada equipo tiene una relación distancia/punto de medición (D:S). Si se mide desde muy lejos, el termómetro puede captar un área más amplia que el objetivo, contaminando la lectura.

 

 Cambios bruscos de temperatura ambiente:
Pasar de un ambiente frío a uno cálido (o viceversa) puede afectar la precisión si el termómetro no ha tenido tiempo para aclimatarse.

 

 Interferencias externas:
Vapor, polvo o superficies reflectivas pueden alterar la radiación captada.

 

¿También deben calibrarse?
Sí. Como cualquier instrumento de medición, los termómetros infrarrojos requieren calibración periódica para asegurar que sus lecturas sigan siendo precisas y confiables. Esto es especialmente importante si se utilizan en procesos regulados o donde la precisión es crítica.


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